martes, 19 de febrero de 2013

Las casualidades no existen


No existen las casualidades: Todo es Sincronicidad

¿Has experimentado alguna vez el placer de encontrar a la persona exacta que necesitabas aparecida de la nada?, ¿o recibiste la llamada de alguien del pasado de la que apenas unas horas antes te habías acordado sin motivo aparente?, ¿o ese libro que encontraste al azar que responde a la duda que te tenía bloqueado?

Eso no es casualidad es sincronicidad
Sincronicidad es un término originariamente acuñado por Jung que se refiere a la unión de los acontecimientos interiores y exteriores de un modo que no se puede explicar pero que tiene sentido para el observador, es decir, ese tipo de eventos en nuestra vida que solemos achacar a la casualidad, a la suerte, o a la magia.


La sincronicidad nos representa en el plano físico la idea o solución que mora en la mente de la manera más fácil y sin apenas esfuerzo. Se trata de vivir el mayor tiempo posible en ese “fluir” que hace que la vida parezca una aventura permanente, un viaje de descubrimiento constante sobre uno mismo, sobre los demás y el universo. Decir sincronicidad es lo mismo que decir magia.

Hay unas condiciones óptimas de manifestación, un estado mental propicio para que puedan producirse y son los momentos personales intensos que nos obligan a estar muy pendientes de las señales del exterior, los momentos en que buscamos ayuda por intensas vivencias o crisis emocionales, los cambios bruscos, los viajes, los momentos de peligro, las muertes de seres queridos. Los momentos en que nos olvidamos de la seguridad, de lo conocido y trillado, del plan establecido, de lo que se supone que debemos hacer, son los que nos sumergen en un estado de alerta y apertura perfectos para ser consciente de esa dimensión simbólica de la vida que es la que al final nos da la clave no sólo para la solución de nuestros problemas, sino para hallar nuevas maneras de vivir intensa y conscientemente.
La fe juega en esto un importante papel, la fe en uno mismo, en la fuerza creativa del universo que nos guía exactamente a dónde queremos llegar, la certeza de que si existe un miedo que nos bloquea, también hay un amor que nos motiva a experimentar más allá de lo conocido; pero hemos de elegir la aventura y no el hastío. Somos lo que pensamos, y experimentaremos esa magia sólo si antes le damos la oportunidad creyendo en ella e invitándola a jugar en nuestras vidas. Esos momentos difíciles o especiales nos han puesto en ese estado de apertura y recepción, de nosotros depende que sigamos en esa actitud de aceptación de esa fuerza universal que parece saber exactamente lo que precisamos y nos lo brinda generosamente. No es ver para creer sino creer para ver, pues lo que hay en nuestra mente es lo que hace que nos atraigan y que nos veamos atraídos hacia lo que es análogo. Esa es la manera en que todo se agrupa.

La simbología y el sentido de estos acontecimientos nos da el mensaje exacto que el universo representa para nosotros igual que si fuera una sesión de cine particular. Las ideas poseen una vibración, a otros niveles tienen forma y color que hace que atraigan lo análogo. Al atraer lo que se le asemeja podemos leer en la materia lo que realmente pensamos sobre nosotros mismos y del universo, y tomar decisiones sobre lo que deseamos ver convertido en realidad y lo que no.

Pero entonces diríais ¿y porque no vivimos permanentemente en ese estado idílico en el que todo se resuelve, en el que la información fluye, en el que si fuera verdad seríamos como pequeños dioses creando lo que se nos antojara?


Pues siempre depende de que en la mente haya mensajes positivos, y emociones bondadosas en el corazón.

1.- El estado fluido es de muy elevada vibración y de una conexión intensa de mente y corazón, es decir, que el sentimiento es el que nos lleva a hacer tal cual cosa, es el que – valga la redundancia- da “sentido” a la vida. El sentimiento nos conecta directamente con el alma de las cosas y el pensamiento debe de contenerlo y construir sobre él pero nunca dejar de amarlo.

Normalmente experimentamos desde la idea preconcebida y decidimos luego que sentir por ella, emitimos un juicio antes de que la realidad se presente y hace que no veamos lo que es sino lo que queremos ver, y la magia se desvanece bajo el peso de la razón sin sentimiento por el miedo a lo desconocido. El miedo y la duda corta el flujo instantáneamente.


2.- El estado fluido está en permanente movimiento. Cada pieza del puzzle aparece en el preciso momento con la condición de pillarnos conscientes, despiertos, alertas y deseosos de recibirlas. Es como un juego en el que las reglas se van desvelando a medida que avanzamos. Las piezas nos vienen en forma de señales y analogías en la vida real y en forma de sueños mientras dormimos. El desentrañar el significado de esas señales es como aprender a descifrar las instrucciones del mapa del tesoro.

Las actitudes derrotistas, la negatividad que lleva al cansancio, a la rutina, a desear recibir constantemente en lugar de darse a uno mismo y a los demás, generan estados de bloqueo e inactividad. Para ver las señales hemos de hallarnos en camino.


3.- Fluir es confianza, certeza en las propias posibilidades y en las de la corriente creativa del universo. Fluir significa trabajar por ese estado positivo interior que nos mantiene protegidos y dispuestos a abrirnos a nuevas experiencias y milagros. Mientras nuestro discurso interno (y externo) sea “creo”, “puedo”, “confío”, “busco y encuentro”, “resuelvo”, “disfruto”, “es posible” “si y además” y “me gusta”, todo irá bien sin ninguna duda. 

Habitualmente los miedos, dudas y la falta de información de lo que realmente somos capaces y de nuestra verdadera misión en la vida nos bloquean y retrasan en el camino. Nos hacen mirar al pasado con resentimiento y al futuro con cierto recelo. Aparecen los que yo llamo los “isidoros” (¿y si me pasa esto o y si me equivoco?), los “esques” (es que no sé, ya lo intenté pero…), los “siperos” y “noperos”, los “nopuedos”, los “esto es imposible”, y los “es difícil”, “esto es lo que hay”, “no hay otra opción” y demás  programación negativa. Si eso hay en la mente, eso es lo que se materializará.


4.- Fluir no sabe de retenciones y por lo tanto tampoco del uso de la fuerza, no es tanto vencernos sino convencernos, motivarnos y dirigirnos hacia lo que deseamos ver convertido en realidad. La reina de la fluidez, el agua, nunca se esfuerza demasiado en nada, busca siempre la salida hacia el mar.
Es muy común perdernos en luchar contra lo que queremos ver desaparecer, lo que lo hace mucho más grande. Transformar el muro en escalera para lograr ver el otro lado suele ser mejor solución que darnos de cabezazos contra él.


5.- Fluir es seguir fielmente la voz de la intuición y comprometernos con ella; trabajarla hasta que sepamos distinguirla perfectamente de otras voces. ¿Y como saber lo que es intuición de la voz del Ego? Igual que el amor es el polo opuesto del temor, la intuición que viene de nuestro Ser interno es el polo opuesto de la voz del ego que nos habla. Son lo mismo, sólo que un polo es guiado por el amor y el otro por el temor.

La intuición soluciona siempre para el mejor bien de todos, habla bajito, viene en el momento oportuno y en sus ideas hay certeza y tranquilidad, nunca ataca a nadie, y se mantiene en el presente. Es el amor dentro de nosotros el que habla, lo que significa que se presenta en momentos de intensa conexión interna, cuando nos sentimos entregados a la vida. Sus soluciones son perfectas para ese momento. Suele ir seguida de un racional “que tonterías se me ocurren” y la dejamos pasar.

El ego habla alto y es repetitivo hasta la saciedad. Tiene miedo y se defiende, sus ideas suelen ser del tipo ataque o huida, repasa sin cesar el pasado y va creando expectativas de futuro. Es el que tiene miedo el que se comunica, y por tanto sus soluciones nunca son definitivas y las situaciones se repiten de nuevo. Curiosamente estamos más prestos a creer en éste otro por ser lo conocido, lo que nos lleva a perder la oportunidad de experimentar la magia de vivir en la incertidumbre. Aprendiendo a amarle, educándole en la confianza y uniéndonos a él comienza la transformación interna. La guerra debilita, ¡la unión hace la fuerza!


Para terminar me gustaría citar a Deepak Chopra: “La incertidumbre de las cosas no despierta miedo en quien está en la conciencia de la unidad, pues está seguro de si mismo. La voz de la verdad interior dice: << abrazo a lo desconocido porque me permite ver nuevos aspectos de mi mismo>>”….



(Beatriz F. del Castillo)


Un caso de sincronicidad:
“Un ejemplo clásico de sincronicidad apunta a un suceso acontecido en la vida del actor Anthony Hopkins. Cuando éste fuera contratado para actuar en la película La mujer de Petrovka, no consiguió encontrar en ninguna librería londinense la novela de George Feifer en la que se basaba el guión. Frustrado y aburrido, se dispuso a tomar el Metro para regresar a su casa. Estaba sentado en la estación de Leicester Square cuando, de pronto, halló el libro en un banco. Se quedó tan asombrado de su buena suerte que ni siquiera reparó en las anotaciones que el volumen tenía en los márgenes. Dos años más tarde su sorpresa fue aún mayor. Al conocer al autor durante el rodaje del filme, éste le dijo que había perdido su ejemplar anotado. Dicho ejemplar era el mismo libro que Hopkins había encontrado en la estación olvidado sobre un banco.”

sábado, 2 de febrero de 2013

LA IMPORTANCIA DEL AHORA

Siempre andamos de aquí para allá, con prisas y sin deleitar el momento presente, el AHORA, o pensando en nuestro pasado, anclados en él, recreando situaciones pasadas que ya no son.... porque lo que es y lo que hay es el momento presente y nada más, por mucho que nos empeñemos en pensar en aquello que pasó o imaginando lo que puede ser en un futuro, aunque sea futuro cercano, eso es alejarnos del momento presente que es lo que realmente nos debería importar...


Eckhart Tolle, nos recuerda, que el Ahora – es la única cosa de la que nunca podemos escapar, el único factor constante en nuestra vida. Pase lo que pase, por más que cambie tu vida, hay una cosa segura, siempre es Ahora.

Osho decía, que la existencia no sabe nada del pasado ni del futuro, sólo sabe del presente. Ahora es el único tiempo y aquí el único espacio. 


No olvides, que lo único que realmente existe y es real es el presente. Lo que estás viviendo en este mismo momento. ¡Ahora mismo! En cuanto te acercas a este momento desde la mente ya se ha convertido en el pasado… en lo que fue. Para realmente vivir el presente hay que aprender vivir desde el corazón, dejar que el corazón manda sobre la mente… confiar en tu intuición, abrazar lo desconocido. Los que logran disfrutar al máximo del presente son aquellas personas que se dejan fluir.

¿Cuántas veces te has parado a respirar de forma consciente? ¿Cuántas veces te has parado a escuchar el cantar de los pájaros? ¿Cuántas veces has tenido que decirle a alguien que por favor te repita lo que ha dicho porque no estabas escuchando? Entre tanto tumulto mental y pluriactividad, no es de extrañar que uno se pierda en sus pensamientos, en lo que tiene que hacer, en lo que debió decir y no dijo o en lo que va a preparar para cenar.

Una de las fases más importantes para llegar a estar presentes en todo momento es el autoconocimiento, es decir, saber qué se siente, porqué y para qué. Y la clave para conseguirlo está en encontrar el equilibrio entre la vida automática y la vida consciente, realizando unos sencillos pasos tan sólo unos minutos al día.


  1. Sentir: La tendencia actual es dar por sentados los cinco sentidos. Parece que se ha olvidado la importancia del papel  que desempeñan y no se utilizan de la manera adecuada. Utiliza la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto. Siente y experimenta con cada uno de ellos, poniendo especial atención a todos esos olores, sabores, texturas, colores y sonidos que están ahí, pero no se sienten debido a la desconexión total del entorno. Entrena de nuevo esos sentidos. 
  2. Poner conciencia: Poner conciencia significa prestar atención y poner intención a lo que se hace, cómo y para qué se hace. Algo tan sencillo como salir a pasear puede ser una fantástica oportunidad para estar presente. En lugar de pensar en lo que se tiene que hacer mañana, en lo que se debería haber acabado para esta tarde, o en miles  de pensamientos que rondan la cabeza, simplemente disfruta cada segundo del paseo. Siente la planta de los pies mientras caminas, siente cómo pisas con firmeza el suelo, observa a tu alrededor, los árboles, su color, su olor, su textura… A lo mejor hay un pajarito al lado del árbol, párate y escúchale.  Mira el cielo, sus colores, las formas de las nubes, siente el viento en tu piel. Solamente disfruta de cada minuto de ese paseo.
  3. Observar: Es importante tener los ojos y la mente abierta. Observar señales, reacciones y anotar o recordar lo que se siente cuando ocurren ciertas cosas, ya que pueden contener información valiosa sobre nosotros mismos y lo que nos rodea.  Hay ocasiones en las que uno se siente perdido, pero ésto es bueno, ya que hace que uno se percate de que algo no va del todo bien. Es ahí cuando hay que estar más abierto, parar, respirar, ver. Seguramente las puertas ya están abiertas delante de nosotros, pero sólo las veremos si ponemos atención. 
  4. Conectar: La conexión con nosotros mismos es esencial para alcanzar un cierto grado de conocimiento personal. Por eso para conectar con nuestras emociones hay que dejar pasar todas las distracciones cotidianas que interrumpen el proceso. Ello no significa desconectarse del mundo, pero sí que cada uno dedique unos minutos a sí mismos, a relajarse, respirar, y sentir su corazón. 
  5. Crear: La mejor manera de conectarse con uno mismo es dar rienda suelta a nuestra creatividad, dejando emerger todo aquello que  está en el interior mediante la expresión  artística. Cada uno se expresa de maneras diferentes, ya puede ser mediante la música, la pintura, la decoración, la jardinería, la fotografía, etc., cualquier cosa que nos conecte con nuestro ser creativo.  La creatividad ayuda al proceso de conexión y de intuición.  
  6. Seguir la intuición: Respirar, relajarse y conectar con uno mismo facilita el camino para llegar hasta la intuición. Ésta última necesita alimento diario, igual que cada órgano del cuerpo. La intuición sólo se alimenta  dándole mucho uso y cariño, confiando en ella plenamente y escuchándola cuando nos trata de decir algo. El problema radica en que la intuición no habla en piloto automático y la única manera de alimentarla es mediante la conexión, la observación, la creatividad y el estar presente.  

Aunque parezca que son muchos los  pasos que hay que seguir para estar presente y ser consciente de lo que pasa en el interior de uno mismo, en realidad la clave está en elegir algunos de estos pasos y trasladarlos a la vida que llevamos para que se vayan integrando con la práctica y hagan de nosotros unos seres más equilibrados.

El estar presente viviendo el Aquí y el Ahora abre puertas a nuestro interior, permitiendo que se halle información importante para el bienestar y el equilibrio físico, mental y emocional, consiguiendo así una mayor satisfacción personal y, por tanto, la felicidad.   



Os recomiendo también echar un vistazo a este enlace, que es un pdf de Eckhart Tolle, practicando El Poder del Ahora, y que tiene información muy valiosa para ejercitar poco a poco la capacidad de estar presentes en todo momento.




 

Que tengáis un Feliz Presente

Vane