Tensión, nervios, estrés, agobio, ruido....¿Cuantas veces has necesitado descansar del correr incesante del día a día? ¿y cuántas veces has querido parar tu mente y no pensar en NADA pero los pensamientos siguen y siguen...? Por desgracia, estamos tan acostumbrados a sentir esto que lo vemos normal, somos incapaces de buscar un hueco al día para relajarnos, no sabemos hacerlo, incluso cuando lo intentamos y estamos tumbados "relajados", pensamos en lo que tenemos que hacer a continuación..., en lavar la ropa, revisar el correo, fregar los platos...pensamos en todo menos en dejar la mente vacía...
Se dice que meditar es hacer que tus emociones y tu mente guarden silencio para poder escuchar la voz del alma, de tu interior, aunque yo prefiero completar la definición como el estado que te permite estar atento y ser plenamente consciente, segundo a segundo, de nuestros pensamientos y sentimientos, controlando tus emociones y tu cuerpo.
Deberíamos aprender a relajarnos, a tomarnos la vida con más calma, sobre todo si queremos ser más felices y tener buena salud.
En ocasiones somos prisioneros de nuestros pensamientos y no nos damos cuenta de ello, algunos simplemente nos molestan o agradan y cambian nuestro estado de ánimo temporalmente, pero otros son más persistentes y deciden quedarse en nuestra mente logrando que nos obsesionemos hasta el punto de perder la realidad, nos impulsan, nos manejan como a marionetas y actuamos según sentimos, muchas veces equivocadamente por la obsesión a la que llegamos.
El poder sentirnos libres de esos pensamientos constantes y perturbadores y ser más conscientes del aquí y ahora se consigue con la meditación diaria, nos permite ver lo que es real más claramente, responder a ello de forma más apropiada a lo que es ahora y no lo que nos dicen nuestras mentes sobre qué podría o debería suceder.
Para poder meditar es necesario aprender a relajarse, hay varios métodos para hacerlo y solo llevan unos minutos:
- Tumbados en la cama o en un lugar cómodo, hacer varias respiraciones profundas, al exhalar saca fuera de ti todas tus preocupaciones, miedos, etc. Repetir varias veces hasta que notemos relajación.
- Otra forma de hacerlo es, tumbados, con la luz apagada, ir prestando atención a cada parte del cuerpo mientras se relaja, empezar por los pies y seguir hasta la cabeza.
- Buscar un lugar tranquilo y sin ruidos
- Sentarnos en una silla o sillón con la espalda recta y que las rodillas estén por debajo del nivel de la cintura, en forma de loto o semi loto. Se puede meditar tumbados pero corres el riesgo de dormirte.
- Una vez preparados y si no te has relajado previamente, lo haces ahora, prestando atención a cada parte de tu cuerpo mientras se va relajando.
- Después, y mientras dure la meditación, presta atención a la respiración, que sea constante, suave y a ser posible, que dure lo mismo la inhalación que la exhalación. Si te vienen pensamientos de cualquier tipo, intenta no enfocar la atención en ellos y vuelve a prestarla a la respiración, en las fosas nasales, en como entra y sale el aire por ellas.
Si practicas esto durante 15-20 minutos diarios notarás como poco a poco vas siendo consciente de tus pensamientos y sentimientos, además de mejorar tu día a día, tomándote las cosas con mucha más calma.
Existen muchas formas de meditar, esta es una de ellas, lo importante es llegar al mismo punto de relajación y vacío mental.
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